¡Apurate que no tengo tiempo!

Coooorrrreeeeee!
Hay mil cosas que hacer, otras mil que ver, no te olvides de soñar, no te olvides de escribir. Apúrate que se te acaba el día, y aún no lo has besado lo suficiente. Corre que el sol se pone y no habrá timpo de patear la pelota para meter un gol antes que llegue la lluvia y refresque la ya marchita grama. Apúrate porque hay que lavar, cocinar, preparar el seminario, estudiar para que nunca hagas el ridículo, pero por favor no olvides sacarte las cejas que pareces una loca! Y por cierto, aligera el paso porque todo ese chocolate que te comiste por algún lado lo debes quemar!
Mejor no te sientes durante mucho tiempo porque te puedes ilusionar con querer escribir, en vez de ponerte a estudiar y aprovechar que la noche está callada. Ponte a hacer ejercicio que hay que cuidar la figura. Ponte a lavar y a guardar la ropa, que pareciera multiplicarse sola. Ponte a llenar las planillas que el viaje ya se acerca. Apúrate y léete un capitulo más que hay que mejorar la nota del año pasado.
No te quedes dormida! Mira que debes de nuevo asegurarte que tu presentación de la conferencia de mañana y la de pasado mañana están listas e impecables.
Corre que la niña llora! Corre que el niño quiere jugar! Corre que la perra necesita salir!
Hazlo rápido porque Chino hoy no está.
Y en algún otro lado del mundo: el sol sale y se acuesta a la misma hora todos los días; la temperatura nunca cambia y los caracoles caminan sin rumbo bordeando la orilla del mar. La brisa sopla suave y serena, acariciando el alma y limpiando los pulmones. El aguita salada se cuela por entre los dedos de los pies que traviesamente se sienten orgullosos de irse hundiendo en la arena.. Allá donde la paz es infinita, donde el sol mantiene los destellos dorados de su alma; intocable sereno, callado e imponente está él... Tan impetuoso y firme como el día en que lo conocí. Tan gracioso, pícaro y cálido como nuestro primer beso. Tan fuerte y avasallante como el remolino que de un solo soplo me condenó a atracar mi velero en su playa para convertirme en el aguita que traviesa recorre los dedos de sus pies, besando su alma de hombre íntegro y precioso.
Te quedaste dormida otra vez!!!!
Ya sonó otra vez la alarma de trauma del hospital! Pobre Chino! Pobre Hombre que no ha parado de correr en todo el día; aliviando almas que ni conoce; compartiendo el tesoro de su mirada con gente que le necesita.
Pobrecito que ni la cena ha comido hoy!
Pero mañana... Se invertirán los papeles; volveremos a correr. Yo en el hospital; él en la casa.
Y mañana...
Lo volveré a encontrar; intacto como hoy, en la arena, iluminando con su mera existencia todos los rinconces de mi alma. Haciendome soñar, como si yo tuviera tiempo...