08 October 2012

Chavez Vuelve a Ganar

Hoy vuelvo a escribir. Tengo tantas razones.
El despecho por un lugar en el tiempo donde crecí y aprendí a soñar.
La verguenza de no haber participado; de no tener tinta manchándome el dedo el día de hoy.
La tristeza de no poder mostrar a mis hijos el lugar de donde vengo pues ya no existe.
Un profundo sentimiento de exilio; de soledad; de separación.
La aceptación de que no hay fraude, de que son más los que están convencidos de que hoy por hoy hay espacios plausibles para un caudillo.
La impotencia de no poder servir a mi pueblo como un día lo soñé.
El aislamiento de quien vive en el fin del mundo pero que sueña con tomarse un café con sus amigas; reunirse a hacer una choripanada o ir un fin de semana a la playa.

Hoy escribo para quitarme esto del alma; para limpiarme los ojos e intentar ver claramente. Juntar mis pedacitos y empezar a trabajar.

Escribo para comprometerme por mis hijos a aprender más; a crear más méritos y enseñarles el valor de eso. Enseñarles con mi ejemplo que no basta con terminar una tarea y terminarla de manera excelente. No basta con ponerse una, dos, tres o mil metas... Hay que tener más. No basta la realización personal sin conciencia social. No existe brillo propio si no está a disposición de los demás y en este caso, de la Patria.

Hoy escribo para resumir a mi misma que me duele Venezuela. Me duele en lo más profundo pues descubrí a través del arrepentimiento de no votar, que aunque yo sola no pude haber hecho la diferencia de la victoria, si hubiera podido sembrar mi grano en ese huerto.

Sigo pensando en aprender más; en prepararme más. Quizás algún día pueda ser de utilidad. Quizás algún día; cuando mis manos ya no puedan operar, mi cabeza pueda ayudar a forjar un sendero claro que haga una diferencia para los enfermos de Venezuela.

No importa cuántas millas corra, cuántos títulos acumule, cuántos libros me pueda leer. Creo que por mi tranquilidad mental necesito acumular herramientas que me sirvan en un futuro. Herramientas que pueda poner a servicio de los demás, desde donde me toque hacerlo. He pasado todos estos años desde que me fui, entrenándome, aprendiendo el ejercicio de la medicina; y otros 7 años antes que esos, haciendo lo mismo en Venezuela. ¨El que solo sabe de Medicina, ni de Medicina sabe...¨ Solía decir el Dr. Papa. Ha llegado mi momento de aprender el contexto en el que se desarrolla la Medicina. Aquí, en Venezuela, en otras partes. Tengo que hacerlo. Tengo que aprender. Quizás algún día me pueda poner al servicio de ese contexto de manera inteligente y productiva.

Lloro por Venezuela; las siete estrellas y el tricolor que hacen un hoyo en mi corazón y me han convertido en gitana sin quererlo. Por la patria que decidió de nuevo que es mejor mantenerme separada de mis familiares y amigos. Lloro por la Venezuela que conocí creciendo, que me dio las mejores oportunidades de éxito y los mejores amigos en el camino.

Estoy triste. Sin embargo por primera vez no siento que fue en vano. Siento que por primera vez aprendí algo; por primera vez siento que mi entrenamiento tiene una importancia. Algo que aún no logro discernir pero late dentro de mi corazón. Siento que no puedo volver mi espalda a Venezuela por más que esa sea mi tentación. Si hay un camino, y yo quiero ayudar a forjarlo. Seguiré estudiando; seguiré aprendiendo pues como dijo Capriles: "El tiempo de Dios es perfecto", y en algún momento entenderé cómo puedo ayudar.

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